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Aprender a decir que no: Cómo hacerlo y cuáles son sus ventajas

Imagen aprender a decir no

Hay ciertas ocasiones en la vida privada y en los negocios en las que nos podemos ver inmersos en situaciones no deseadas, solo por el hecho de no haber sido capaces de decir que no a algo o a alguien. A continuación analizaremos cómo aprender a decir «no», y las ventajas de saber mantenernos firmes en nuestra posición.

Decir «no» y su relación con la autoestima

Entendiendo la autoestima como el respeto y el cariño hacia uno mismo, tiene sentido que todos la mantengamos en un nivel preferentemente alto: deberíamos elegir siempre las opciones que menos daño nos hagan.

La realidad es bien distinta, y los problemas de autoestima son exageradamente habituales en la sociedad contemporánea: es muy frecuente que las personas nos veamos a nosotras mismas de forma distorsionada, y dejemos de profesarnos el respeto y el cariño que nos merecemos.

De hecho, uno de los puntos que más merma la autoestima es anteponer sistemáticamente las voluntades o los deseos de otros a los nuestros, es decir: pretender siempre complacer a los demás.

El falso respeto

Tanto el trabajo como la vida personal están plagados de circunstancias en las que nos podemos sentir cohibidos a la hora de expresar lo que pensamos o deseamos, en especial si consideramos que, al hacerlo, podemos herir a alguien o poner en riesgo algún aspecto de su relación con nosotros.

Esta circunstancia se conoce como falso respeto: intentamos salvaguardar el vínculo con otra persona mediante la omisión de nuestras opiniones o voluntades, bajo la premisa de que, por ser diferentes, al expresarlas estamos originando una situación incómoda.

Las consecuencias de no saber decir «no»

A la mencionada pérdida de autoestima, se añaden otras desagradables consecuencias de no saber expresar claramente nuestra negativa ante algo o ante alguien.

Soledad interior

Anteponer siempre los deseos y voluntades de los demás inhibiendo las propias nos hará sentirnos solos: asumiremos que los demás no nos quieren por quiénes somos, sino solo por las cosas que hacemos o decimos.

En realidad, si adoptamos habitualmente esta postura, estaremos desvirtuando la imagen que proyectamos hacia los demás, ya que les estaremos impidiendo que nos conozcan en nuestra plenitud.

Frustración

Al no ser capaces de expresar nuestras opiniones o deseos, caeremos en un círculo de frustración: sentiremos que tendremos que renunciar a nuestras aspiraciones y deseos para ser aceptados, y todo lo que nos ilusiona se irá desvaneciendo poco a poco, desplazado por la obligación autoimpuesta de complacer a los demás.

La importancia de la asertividad

La asertividad es la capacidad de saber expresar las opiniones propias con firmeza; una persona asertiva es capaz de decir exactamente lo que piensa en cada momento y a cada persona, sin temor a las consecuencias que puedan desencadenarse de haber vertido su opinión.

Estos son algunos beneficios de ser una persona asertiva:

  • Incrementa la sensación de control y seguridad en uno mismo, sin depender de la aprobación de los demás.
  • Mejora la autoestima, porque dejamos de hacer las cosas pensando en los demás y las hacemos pensando en nosotros mismos.
  • Mejora y filtra las relaciones sociales, porque permitiremos a los demás que nos conozcan tal como somos, y que quien no nos quiera como somos no permanezca cerca de nosotros.
  • Confiere equilibrio emocional, porque tendemos a no guardarnos para nosotros mismos lo que deseamos expresar, e impediremos que nuestras emociones se enquisten.
  • Facilita la resolución de conflictos, ya que una actitud coherente y sincera genera menos problemas a largo plazo que una actitud excesivamente complaciente.
  • Previene situaciones indeseadas, en las que nos podríamos ver inmersos si no hemos sido capaces de sentar las bases a tiempo.

Este último punto es muy común tanto en las relaciones de pareja como en las relaciones laborales, por el mencionado falso respeto y el miedo a defraudar al otro.

Cómo aprender a decir «no»

  1. Pierde el miedo a entrar en confrontaciones o a arriesgar relaciones: quien te quiera lo hará por quién eres, no por lo que hagas o digas.
  2. Vence la tentación de ceder siempre, y exprésate con valentía.
  3. Asume que, al hacerlo, quizá pierdas amistades o se mermen ciertas relaciones: si eso ocurriese, estate tranquilo porque quizá no mereciesen tanto la pena.
  4. Practica habilidades comunicativas, tanto orales como no verbales, para que resultes lo más convincente posible.
  5. Clasifica y prioriza las situaciones que hay actualmente en tu vida en las que sabes que tienes que decir «no» a algo o a alguien.
  6. No te extiendas en dar explicaciones a quien no las merezca o a quien no te las pida: quien realmente te respete, no te las pedirá.

Saber decir “no” a tiempo es una virtud que se adquiere en mayor o menor medida (según el carácter y la educación recibida): sea como fuere, incorporar la asertividad a nuestro día a día nos convertirá en personas más equilibradas y felices.

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