2020 pasará a la historia como el año de la pandemia compartiendo este dudoso galardón con 2021; durante un periodo en el que se paralizaron la movilidad y muchas actividades laborales, y todavía sin recuperar la vieja normalidad, los parámetros de búsqueda de empleo se han visto modificados sin visos de volver próximamente por sus antiguos fueros.
¿Por qué la pandemia ha cambiado las reglas de la búsqueda de empleo?
Podría llegar a pensarse que los procesos de selección y las búsquedas de trabajo no tienen por qué sufrir cambio alguno en un escenario de pandemia, sino que, simplemente, al haberse destruido empleos habrá más trabajadores en paro y, por lo tanto, menos puestos vacantes.
La destrucción de una parte importante de nuestro tejido empresarial es una consecuencia derivada de la crisis sanitaria (con su consiguiente crisis económica), pero atribuir los cambios en la forma de buscar trabajo al mero hecho de que ciertos sectores de nuestra economía se encuentren en una crisis profunda (hostelería, restauración, ocio) es quedarse excesivamente cortos.
La realidad es que la pandemia está condicionando los parámetros de los procesos de reclutamiento y selección, así como la forma en la que las personas se lanzan a buscar un nuevo empleo: los reclutadores buscan otras cosas en los candidatos, y estos se tienen que replantear de qué modo se ofrecen a las empresas.
No hablamos solamente de nuevos medios (la era digital, las entrevistas por videollamada, el teletrabajo) sino de nuevos requisitos para trabajar, nuevas habilidades y competencias profesionales que, actualmente, tienen una mayor relevancia que hasta antes de la pandemia.
¿En qué se fijan ahora los reclutadores?
Irrelevancia de los periodos entre distintos trabajos
Preguntas como «¿por qué estuviste varios meses sin trabajar?» o «¿por qué te marchaste de aquel empleo?» formaban parte habitual de las entrevistas de trabajo: muchos candidatos se sentían entre la espada y la pared al tratar de responder, y los reclutadores las utilizaban como filtros para elegir mejor a los aspirantes.
Sin embargo, a pocos reclutadores en un futuro próximo se les ocurrirá preguntar algo como «¿por qué no trabajaste desde marzo hasta septiembre de 2020?», por ejemplo: el confinamiento total que vivimos durante la primavera del año de la pandemia, sumado a la mencionada crisis económica que sobrevino, ha convertido en irrelevantes los periodos sin trabajar.
De alguna forma, los departamentos de Recursos Humanos se han vuelto «más humanos«, y los periodos entre trabajo y trabajo o los motivos por los que se realizaron tales cambios, que hace tiempo revestían mayor importancia, se han tornado ahora en accesorios: un trabajador no es menos apto para la empresa porque priorizase su vida personal al abandonar un trabajo tóxico, porque haya preferido cuidar de un familiar o porque haya estado meses sin encontrar un empleo.
Soft-skills
Las soft-skills (también denominadas habilidades blandas) son aquellas que no se enseñan, que se adquieren con la experiencia y que suelen concordar con la predisposición del carácter de cada persona.
Algunos ejemplos de habilidades blandas son inteligencia emocional, flexibilidad, resiliencia, resolución de problemas, comunicación o liderazgo: como puede comprobarse, estas dotes pueden ser adquiridas según las experiencias personales y profesionales, y también pueden ser innatas, según la personalidad.
No es que las habilidades blandas tengan más relevancia que los títulos académicos o la experiencia laboral propiamente dicha, pero sí es cierto que se observa una tendencia en Recursos Humanos a evaluar más la valía de un candidato por sus soft-skills que solo por los parámetros clásicos de estudios y experiencia.
¿En qué ha cambiado la búsqueda de trabajo?
Cartas de presentación
Las cartas de presentación son utilizadas por los candidatos para tratar de distinguir su candidatura de la del resto de personas que optan al mismo puesto de trabajo: en ellas, el candidato se presenta y arguye una serie de razones por las que la empresa debería contratarle a él, y no a otro.
¿Por qué ahora las cartas de presentación iban a tener más importancia que antes de la pandemia? Porque, como dijimos, la «humanización» de RR. HH. y la búsqueda de habilidades blandas trae consigo nuevas preguntas sobre los candidatos, y es necesario acudir a nuevas fuentes de información para conocerlos con más precisión.
Destreza digital
Parece ser que el teletrabajo ha llegado para quedarse, y muchas entrevistas ahora son abordadas por videollamada (Zoom, Skype, Google Meet, entre otros): la destreza en el manejo de herramientas digitales se hace imprescindible, tanto para desempeñar el propio empleo (cada vez más en forma remota) como para buscarlo (portales de búsqueda de empleo en Internet).
La pandemia nos ha enseñado que es fundamental conocer a la persona que está detrás del trabajador, así como la importancia de desarrollar una serie de habilidades muy deseables para el desempeño profesional: más allá de los currículums existe un nuevo modo de enfocar los procesos de selección, más centrado en personas y habilidades que en antiguos diplomas o hitos.